25-26/12/15

8:27


 Cuando dicen que todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, simplemente es cierto. Me tocan hacer muchas cosas ahora, y si no consigo un trabajo dentro de dos meses me puedo declarar oficialmente jodida, o en proceso de joderme, no lo sé. Necesito dinero porque primero que todo, ya mi madre no me lo da, segundo, mis vicios no se mantienen solos -allá ustedes con los vicios que supongan que yo tenga- y tercero, bueno… pues porque lo necesito, sin él no puedo hacer nada, excepto dormir, claro. Pasan muchas cosas, pero ya nada logra sorprenderme tanto como quizás en tiempos anteriores, me he dado cuenta de que soy más fuerte de lo que siempre pensé. Se supone que es navidad pero la verdad es que me da lo mismo porque desde que tengo dieciséis “Santa Claus” no deja nada para mí bajo el árbol porque soy dizque grande, y pues, creo que eso era lo único que me hacía ilusión de la navidad, y la comida, claro, al menos eso no me lo quitan por crecer. 


Desde el 2009 no visito la tumba de mi padre y pues, no sé, me imagino que debe estar pensando: “Esta cabrona, no viene ni a preguntarme si tengo dinero aunque sepa que estoy muerto” pero es que aún no me siento completamente cómoda para hacerlo y ver cuál ha sido la última decoración que mis familiares le han hecho a su tumba. De todos modos, aunque no fuera porque no me da la gana, mi padre jamás pensaría así, digo… eso creo. Lo lamentable de esto es que todos juran que lo he olvidado simplemente por no ir a un aburrido cementerio a llevarle unas cuantas flores -cosa que a él nunca le gustó, si le hubiesen dado el chance de elegir qué quisiera que le llevaran, hubiese elegido botellas de Dewars- y por no mencionarlo públicamente. A todas estas, el tema de los muertos no es mi favorito, así sean muertos vivos, no es mi favorito, me causa vértigo. 

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