Estar roto no es sinónimo a ser inútil, estar roto es eso, estar roto y ya. Yo estoy rota, no tengo ni la mínima idea de cuando vendrán a recoger los pedazos, pero estoy rota y funciono así. Claro, todos nos rompemos de diferentes modos y por distintas razones, pero supongo que se siente igual de feo. Estar roto se siente como... es difícil, porque se siente como eso, estar roto. Quizás alguien que no esté roto no pueda entender un pito de lo que estoy diciendo, pero quien sí lo está o lo estuvo, lo entiende perfectamente, quien no pues entenderá luego. Es curioso como el dolor es tan real y tan fuerte... puede ser que ese dolor en el pecho lo fabriquemos nosotros mismos por eso de que ya saben, la mente es poderosa. No importa del lugar que salga el dolor, se siente igual, se siente pesado, profundo, espantoso... tan espantoso como cuando pides una hamburguesa sin algún ingrediente en un establecimiento de comida rápida y cuando la muerdes, resulta que al empleado le valió cero lo que le dijiste y te la preparó con todo y ese ingrediente asqueroso que tanto aborreces. Estar roto a veces hasta incluye estar siempre a la defensiva con algunas personas, sinceramente estar roto no es un estado emocional que se deba presumir con orgullo alguno, al menos eso pienso yo. Quisiera explicar un poco más detallado lo que es estar roto, pero es que es como el amor, el amor es algo tan grande y tan diverso que no hay manera en la cual se pueda definir en un simple ensayo, poema o canción. Estar roto, es estar roto.
Deseo tener ganas de verme mejor,
tener no sé... una iniciativa para salir de la mierda,
quiero tener todas las ganas que me faltan,
las que me quitaron...
o las que nunca he tenido.
Necesito dejar de pensarte
porque a pesar de todo te pienso cada día más,
y necesito dejar de pensarte,
necesito dejar de autodestruirme.
¡Quiero alcohol!
¡sí! Mucho alcohol...
Y cigarros
¡sí! Muchos cigarros
Música de Soda Estéreo
porque fuiste mi amor de música ligera
y siempre despierto queriendo soñarte...
Porque hay una grieta en mi corazón,
un planeta con desilusión.
Partidos de fútbol,
porque me llena el corazón,
ese espacio vacío que dejaste
aunque sea por noventa minutos.
Iniciativa para levantarme,
dejar de respirar el aire que circula en estas cuatro paredes,
salir de esta monotonía que me aturde,
pero no de la rutina
porque para mí
rutina y monotonía no son la misma cosa.
Fuerza para sonreír y quererme al mismo tiempo,
mirarme al espejo y hacerlo felíz,
no pensar en los complejos
ni tener pocas ganas de respirar.
Dejar en el olvido pensamientos que me dañan
pero que nadie sabe,
o al menos...
Eso creo yo.
Quererme y olvidarte,
no pensarte y ser felíz conmigo,
tan solo conmigo, sin tu recuerdo...
Superarte,
o más bien
superarme.
Al conocerle, aborrecía que fumara y prefería estar en su casa. Según ella, yo era quien único le entendía. Un día al despertar todo cambió, ya no era el amor de su vida, fumaba y me dijo que la verdadera ella era esa que siempre salía y no se encerraba. Una noche de no hace tanto yo era su amor, me pedía que no le abandonara y prometía amarme.
El día siguiente al despertar, no sabía si lo que sentía por mí era cierto, se había convertido en un mar de confusión y le daba igual si me quedaba o no. Tenía mil manías, mil mañas, mil cosas... tenía, porque ahora ya no están.
En un abrir y cerrar de ojos dejó de ser quien me enamoró, porque no la conocía, no era ella, no era mi amor. Mi amor era una persona más culta, reservada, considerada y sentimental. La persona que apareció en ese abrir y cerrar de ojos no era ella, era inculta, desconsiderada y parecía tener un corazón de plástico que ni siente ni padece.
Ya no era mi amor, era alguien que no conocía, alguien que me llenaba de preguntas y no tenía respuestas, no era lo que conocí, no era lo que me había mostrado, era otra persona.
Hacía lo que odiaba, comenzó a juntarse con el tipo de persona que anteriormente no le agradaba, no estaría demás pensar que ahora come lo que antes no comía. Ya no la conozco, ya no sé quien es. Ya no sé quien es y me duele, porque ella sí sabe quien yo soy, porque dejé que viera mi alma desnuda, porque no me disfracé.
En un estado diferente al de siempre, donde prefiero más soledad de la regular a compartir con el exterior aunque sea un poco, porque el silencio me grita que lo escuche y las paredes metiches me susurran que te olvide. No tengo ganas de buscar respuestas, no tengo ganas de mirar hacia donde ti, no tengo ganas de lastimarme, solo tengo ganas de encontrarme.
Y tengo ganas de ser pájaro, volar hacia donde nadie me vea, donde pueda gritar tu nombre tan fuerte que me quede hasta sin voz, gritarte que te amo por última vez aunque no lo escuches y terminar de sanar esta herida. El deseo ya se fue y la espera por ti terminó, pero quiero gritar tu nombre y gritar que te amo, quiero gritar lo último que quise decirte y no dije por no parecer imprudente, antes de que colgaras el celular la última vez que hablamos.
Mientras tanto, aquí estoy, siendo un signo de interrogación.
Pasan las noches y antes de dormir apareces en mi mente, como si fuera rutina, apareces y te paseas de dos a cuatro de la mañana, siempre, sin fallar, como si fuese una obligación. A veces pienso que no acabará, pero realmente sé que seguirán pasando los meses y se irá borrando tu cálida voz de mi mente, sé que pasarán los meses y dejaré de tener esa sonrisa menguante pintada en la mente junto al brillo de tus ojos, sé que pasarán los meses y dejaré de extrañar el calor de tus manos.
Pasan los días poco a poco y yo sigo en estado taciturno, soñando como siempre, quizás con alguno que otro cambio en el cabello, sin la sonrisa tan sincera que alguna vez me regalaste, con un vacío en el pecho terrible y el corazón totalmente agrietado. En cambio tú, con la misma sonrisa, el mismo brillo en los ojos, con la emoción puesta en otro ser al que quizás le eches piropos de esos que te suben la autoestima como me echabas a mi, un poco más felíz que yo.
Pasarán los meses, pasarán los años y quizás vengan a darme noticias de ti, de lo que haces y dejas de hacer, quizás vengas tú y me pongas al día con novedades de tu vida personal; pasarán los meses, pasarán los años y quizás te encuentre de la mano de otra persona más, quizás tú me encuentres igual, quizás me comentes sobre como te va compartiendo con esa persona el hogar que debimos haber compartido tú y yo junto a un perro, puede que yo te comente lo bien que me va con la persona que haya escogido, en fin, pasarán muchas cosas.
También puede pasar que nos encontremos en la calle sin nadie que nos acompañe y al mirarte piense en lo asombroso y ridículo que es como tus ojos no pierden el brillo ni tu boca deja de verse tan suave y comestible... y tú pues me saludes por cortesía y no te fijes en nada más. Puede que mañana en la madrugada nuevamente me siente en la mesa a tomar café con la garganta llena de nudos y el rostro mojado, como todas las madrugadas.
Y te recuerdo por eso que yo sé y no sé si para ti es igual, por eso de que somos más que este recuerdo.
Te recuerdo porque fuimos más de lo que todos pudieron ver,
Porque fuimos más de lo que ahora se puede decir.
Te recuerdo porque no fuimos apariencia y fuimos más que todos los chismes que probablemente se han inventado.
Te recuerdo por eso y te recuerdo por más,
Porque todo me lo diste,
Porque todo me quitaste,
Porque te di todo,
Porque dejar de dártelo nunca estuvo en mis planes.
Lo nuestro no era solo eso,
¿qué sabe la gente de lo nuestro?
Lo nuestro fue grande,
Tanto así como el llanto que tengo atorado en la garganta.
Te recuerdo porque te fuiste,
Porque me dejaste aquí,
Porque ya no eres, ya no soy, ya no somos.
Te extraño a rabiar pues ya nada me llena ni me entretiene de la manera en que tú lo hacías,
Te extraño a rabiar pues tus labios han sido los últimos en besar...
Te extraño, hasta me atrevería a decir que quisiera un último beso.
Me desespero, te extraño y me enfurezco.
Esas noches que no terminaban y desaparecieron sin avisar...
Tu dulce cara sonriente que no se sabía enojar,
Tu llanto y el mío,
Nuestro abrazo,
Manías que solo tú y yo entendíamos,
Palabras que pasabamos inventando,
La sed que solo tú me sabías quitar.
Las paredes de carácter que te ponías,
Tu cara de incrédula cuando tu hielo derretía...
Mi sonrisa que antes de ti fue vacía,
Curiosidades y cosas de ti que nunca pregunté.
Tu privacidad que siempre respeté,
La prisa que nunca llevé,
La mano que me soltaste sin que yo lo esperara,
Te amo...
Espero que nunca te falte nada.
Tu reggae roots y mi rock n roll,
Tu baile y mi emoción,
Tu arte y mis letras,
Crítica, opinión y discusión.
Tu pelo corto y mis manos,
Tus labios finos y tu lengua,
Tus suspiros...
Tu entrepierna mojada y mis dedos,
Tus visitas a contrareloj y yo pidiendo un rato más,
Los besos que no me cansaba de darte,
Babearte por chiste interno,
La primera vez que te tuve cerquita,
Mis piernas que nunca pararon de temblar...
¿te cabe duda de que fue amor?
Últimamente he estado pensando en que odio los Miércoles porque me haces una falta terrible, ya que un Miércoles te me fuiste. Curiosamente, fue un Miércoles diéz. Mi jugador favorito de fútbol lleva ese número en su camiseta y su apellido comienza con (M) la misma letra con la que empieza el día que te fuiste. Ya hoy solo queda mencionar tu nombre y sentirte de pies a cabeza, ese nombre que nunca te decía ya que eras mi amor y mi pequeño saltamonte aprendíz. Hoy solo queda recordarte hasta que duela tanto que ya no desee hacerlo, pero son bobadas, el recuerdo se irá cuando el quiera. Te extraño hoy, porque aunque no te mencione a diario, las veces que te menciono cuentan por todas esas veces que no te mencioné. Te menciono con emoción, con coraje, con la voz rota, no importa de la manera que lo haga, siempre te siento igual. Miro las latas de atún con rechazo e indiferencia, por lo mucho que te encanta y lo mucho que me encanta. Y aún no me acostumbro a pensar individual, aún me cuesta volver a privarme de decir "lo nuestro" porque volviste a ser solo tú, tu arte y tu reggae... y volví a ser solo yo, mis letras y mi rock.
Te vistes de cabronería,
Por dentro eres un indefenso animal,
Me atrapaste con tus besos
Y tu sexo que sabe a sal.
Te vistes de cabronería,
Y no eres más que pendejería,
Aunque no te niego vida mía...
Que caí en tu brujería.
¡Qué amargura la mía!
Después de tu cabronería,
Se lo he contado hasta a mi tía,
Que ya tu alma no es mía.
Te vistes de cabronería,
Como mecanismo de defensa,
Allí guardé en la despensa,
Tus mentiras de fresa y uva.
Y que remolquen en una grúa,
El sentimiento dañino que aún yo siento,
Por culpa de tus cabronerías,
Las que todavía no se lleva el viento.
No imaginé que mentías,
Ni que te vestías de cabronería,
Mucho menos que solo fueras pendejería
Y aún extrañe tus sabores.
Que el calor a ti te evapore,
Porque ya tu sonrisa no es mía,
Alimentaste a tu cabronería,
Rompiéndome el alma en dos.
Mi oscuridad, mis pedazos, trozos de piel... esa oscuridad clara y positiva que no cualquier alma entiende, pero esa oscuridad que le mostraré a la primera que lo logre.
Y sí, oscuridad clara y positiva, porque mi oscuridad es mi silencio y en mi silencio me encuentro o me destruyo. Destruirse no siempre está mal, darse en la cara no está mal, porque podemos reinventarnos todas las veces que sean posibles.
Mis pedazos, mi oscuridad, mi ruido silencioso, mi silencio ruidoso, lo que digo y lo que siento, lo que siento y lo que digo. Mis pedazos que se echan a llorar en ocasiones, pero los mismos pedazos que se vuelven a unir en la oscuridad y cada vez que se unen, son más sólidos que la vez anterior.
No queda más que descansar, bueno... que acostarme a pensar en ti, a pensar en que a pesar de no querer una segunda parte olvidarte ha sido una de las cosas más difíciles de estos últimos días; y no solo eso ha sido de lo más difícil, todo ha sido difícil, desde decidir no buscarte y empezar una vez más hasta tratar de no pasar horas hablando de ti, pero peor aún es pensar y reconocer que yo la pasaba bien contigo, pero tú la pasas mejor sin mí.
Aquí pensando mientras me tomo este café que me incorpora... No importa haber estado rota antes, todas las veces que me vuelvo a romper duelen como si fuera la primera vez y hasta más. Tengo ganas de ti, pero no debo buscar agotarlas ahora, besarte sería como darme más vida y quitármela al instante.
Entonces me enojo, porque todo me da pereza, porque no me quiero cortar las uñas pero detesto que se ensucien, porque no quiero acné pero tampoco coopero, porque la ansiedad me consume. Y no tanto la ansiedad, sino el que no estés, sustituirte no ha sido una tarea fácil pero tampoco es lo que busco, solo busco tranquilidad, paz, no dar mil vueltas por la casa, no mirar el móvil a cada segundo esperando aunque sea un insulto, no pronunciar tu nombre antes de dormir, no mandarte besos sin que lo sepas. Te llevaste gran parte de los muebles de mi corazón; pero la desesperación, el frío, la ansiedad y el coraje los dejaste.
Como un niño busca desesperado a su madre en el centro comercial.
No te encuentro a ti,
Solo encuentro cosas tuyas,
Asà como tu recuerdo y las cosas que te gustan.
Estás aquÃ, pero no fÃsicamente...
Y fÃsicamente es que te necesito.
Despertar es difÃcil,
La peor parte del dÃa,
Porque ya no eres la primera voz que escucho al despertar,
Ni la última antes de dormir.
En mi interior hiciste huella,
Te busco hasta en pelÃculas que ni me gustan,
Hasta en música que no escucho,
Hasta en los libros que aborrezco;
Porque tengo sed y necesidad de ti,
Porque es increÃble como todo puede llevar tu nombre pero tú no estés.
Hay noches en las que mi sueño se interrumpe y despierto pensando en que estarás... aunque en el fondo sepa que me equivoco.
Te busco y no te encuentro mi amor,
Aunque realmente encontrarte nuevamente del todo no deseo,
Solo quiero encontrarte por unas horas,
Para despedirme de ti mejor,
Para saborearte aunque sea una vez más;
Porque mi miedo era perderte, pero mi nuevo miedo es que regreses con ganas de recuperar, cuando yo solo voy por sanar.